¿Se puede vivir del campo? Cristina, Licenciada en Ciencias Ambientales, decidió dejar la ciudad por el campo y mudarse a la España vacía. De Ripollet (Barcelona) a Castellote (Teruel). Una nueva vida en la que cuida la huerta, cocina alimentos saludables, un estilo de vida más sostenible y natural en una casa con muros de piedra, adobe y con un precioso tejado árabe. En su nuevo lugar en el mundo creó: La Solana Agricultura Natural. En este post nos cuenta su experiencia viviendo del campo.


La huerta y el campo

Una de las frases que más nos repiten los agricultores de aquí es “del campo no se puede vivir”. Sé que lo dicen con buena voluntad. Se refieren a que es sacrificado, que ellos se dejan horas de su vida y dolores de cabeza y espalda. A veces tienes una gran cosecha y la piedra te lo destroza, viene una helada y el almendro pierde su fruto, la mosca de oliva merma la calidad del aceite… Muchas veces parece que el esfuerzo no está compensado.

Pero nosotros lo teníamos claro, no podíamos separar vida de pueblo y la vida de campo.

 Cultivar era uno de nuestros propósitos en nuestra nueva vida. Empezamos a lo pequeño, haciendo unos cultivos en nuestro jardín. Después estuvimos un tiempo cuidando una huerta de delante de casa.

Mientras tanto ya íbamos preparando el terreno de nuestros bancales en La Solana, nuestra finca principal. Vallamos el contorno para evitar que entraran cabras y jabalís. Construimos una balsa para que no nos faltara el agua en ningún momento. Aportamos materia orgánica a tierra que llevaba tiempo parada, sin tocar por manos humanas. Empezamos a sembrar futuro en nuestro campo y conseguimos nuestros primeros excedentes para vender y sobrevivir en este entorno rural inigualable.


Agricultura

 La agricultura está infravalorada. Los precios bajos hacen que los pequeños productores subsistan como puedan.

El modelo debe cambiar hacia la calidad, el precio justo y la compra directa al productor para preservar la biodiversidad de cultivos y potenciar al pequeño agricultor.

Con estas bases y nuestras ganas de llevar alimentación sostenible y saludable a la ciudad nació nuestro proyecto de La Solana agricultura natural. Durante un tiempo largo, casi cinco años, llevamos fruta y verdura de nuestros campos y de compañeros de finca de Castellote a Ripollet.

Durante un tiempo La Solana, La Vega, el Val de la Casa y el Villar fueron nuestros campos de cultivo. Nuestras huertas nos dieron satisfacciones y tristezas. Aún los contratiempos con los que topamos, elaborar un producto sano y sostenible nos alegró siempre el trabajo. La satisfacción de los clientes y familias que apoyaron el proyecto fueron la guinda.


Agricultura y dinero

Elaborábamos cestas de productos de temporada y de proximidad. Cada quincena recogíamos lo que habíamos plantado, escribíamos un listado de la disponibilidad de los productos y el cliente realizaba su lista. Colaboramos con agricultores de la zona, que dieron un nuevo valor a sus productos y se interesaron por el cultivo ecológico. Nos apoyaba un pequeño comercio del pueblo de al lado (La Huerta en Casa, en el Mas de las Matas) que complementaba con sus verduras a lo que no llegábamos.

Preparábamos las cestas y su recogida en Ripollet, en una tienda de alimentación ecológica y terapias naturales (@messalutripo). Las familias venían a recoger su pedido y hacíamos algunas entregas a domicilio. El modelo de consumo era el más satisfactorio para productores y consumidores.

A la larga, los kilómetros entre el lugar de producción y el de venta se nos hicieron cada vez más pesados. Esto sumado a los pocos beneficios monetarios que obteníamos nos empujó finalmente a abandonar el proyecto de La Solana agricultura natural.


Agricultura y economía

El diccionario de la lengua española de la RAE define economía como la administración eficaz y razonable de los bienes. La palabra proviene del griego y la compone casa (oîkos) y distribuir o administrar (némein). Uno de los pilares en nuestros hogares es la alimentación. La compra y adquisición de comida se lleva un porcentaje importante de los sueldos. Para nosotros no hay mejor manera de generar economía que cultivando buena parte de lo que consumimos diariamente.

El campo siempre da si lo trabajas. Requiere constancia para obtener comida variada. Si cuidas los olivos tendrás aceite. Si podas los almendros recogerás sus frutos. Si siembras cuando toca tendrás cosechas abundantes.

Huerta y cocina son dos tareas que van estrechamente ligadas. No solo la economía está en cosechar lo cultivado. Después se debe limpiar, cocinar, saber conservar y consumir esos productos. Son tareas que requieren tiempo y dedicación. Desgranar judías o hacer botes de conservas de tomate nos llevan la tarde entera entre fogones. Pero es gratificante.  Poner en tu mesa lo arrancado por tus manos y cocinado a fuego lento tiene extra de sabor. 

No queremos vivir sin nuestros cultivos, sin huerta de autoconsumo.

La Solana nos permite tener en la misma finca huerta, olivo, frutales y almendros. Plantas aromáticas y medicinales. Gallinas y un pequeño espacio para poder estar.

 “Del campo si se puede vivir” Nosotros vivimos durante un tiempo y no queremos pensar que hemos fracasado con nuestro primer proyecto rural. Queremos pensar que poco a poco, paso a paso, volveremos a monetizar nuestra tierra ya que del campo ya vivimos…

Saludos saludables,

Cristina. La Solana campo y vida

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2 Comentarios

  1. Cesar González Respuesta

    Que buena experiencia! El sueño de todo ecologista.

    Muchas gracias y felicidades por este blog genial!

    • Cristina Respuesta

      Gracias César! Paso a paso y con cabeza puedes ir cumpliendo todos los sueños…
      Un saludo saludable compañero ecologista!

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