Vivimos, especialmente en las ciudades, rodeadas de estímulos que nos incitan al consumo sin parar. Parece que no podemos hacer nada sin abrir el monedero y sacar billetes o monedas, ahora ya sin sacar la tarjeta o hacer un “bizum”.

El consumo, nuestro consumo, es una pieza clave que posibilita que las cosas “se hagan como se hacen” y “sean como son”. Es la energía que mueve la máquina. Y si es así, sin duda, tenemos una herramienta poderosa a nuestro alcance. Es momento de usarlo con conciencia para transformar las realidades injustas e insostenibles que nos rodean, ¿no os parece?

Cuando compramos cualquier bien o servicio, a parte de satisfacer una necesidad o un deseo, estamos colaborando económicamente con los procesos productivos que han permitido que aquello que vamos a adquirir haya llegado hasta aquí

Consumo consciente y transformador

Desde la escuela nos repiten que  vivimos en una sociedad de consumo  y por tanto es el consumo el enlace que nos vincula con el modelo social en el que vivimos, aunque habitualmente no seamos conscientes de ello. Siempre nos han dicho que votar es el principal medio que tenemos para influir sobre cómo se gobernará nuestra sociedad. Pero ¿eso es cierto?

Los medios de comunicación están llenos de noticias que evidencian cómo las decisiones políticas suelen estar muy ligadas a intereses empresariales, y las empresas, no podemos olvidarlo, necesitan de la masa de personas consumidoras para abultar sus cuentas de beneficios.

El sistema económico y social en el que nos encontramos permite una relación muy estrecha entre el poder económico y el político. No hablamos de corruptelas, aunque también están presentes, sino de mecanismos institucionales establecidos públicamente, pero que no suelen mostrarse abiertamente, aunque cada vez son más evidentes. Ejemplos son la presencia privilegiada de instituciones intergubernamentales (como la Organización Mundial del Comercio) o las Cumbres mundiales sobre diversos temas (en las que las grandes empresas del capital muestran su poder), los grupos de presión o lobbies, o la financiación de campañas electorales.


El consumo es un acto político

Sin duda el consumo es un acto político. Quizá el mayor acto político que podemos ejercer a nivel individual y colectivo para dirigir y  defender qué modelo de mundo queremos .

¿Un mundo controlado por el poder económico y las grandes empresas? Que destruyen el medio ambiente y explotan a personas. O, ¿Un mundo en el que la economía se rige por principios de respeto a los recursos naturales y a la sociedad?

Si preguntas a la familia, a tus vecinas o vecinos, o amistades afirmarán, sin pensárselo, que esa economía de la vida y las personas es la que deseamos. Si al consumir podemos contribuir con lo abyecto, entonces también podemos construir colectivamente otras formas de producción y consumo: ese es el sentido de entender el consumo como un acto político. Pero ¿Cómo podemos llegar a ella?

consumo responsable cocina sostenibleConsumo crítico

Un primer paso, y quizá el más necesario es aquel que nos lleva a plantearnos un  “consumo crítico” . Cada empresa productora lleva a cabo sus actividades de una manera o de otra según su personalidad. Para elegir entre las distintas opciones de consumo (marcas), solemos guiarnos por el precio, la calidad o el aspecto.

También podemos tener en cuenta otras cosas del carácter de la empresa propietaria. ¿De dónde es? ¿Es grande o pequeña? ¿Dónde se fabrican sus productos? ¿Respeta o no respeta el medio ambiente en sus procesos? ¿Y a las personas que trabajan?

El hecho de incorporar estas cuestiones en el momento de elegir entre distintas opciones es lo que entendemos por consumo críticamente o con criterio, y lo que se entiende por consumo consciente.

Pero demasiadas veces responder a estas preguntas se convierte en una odisea de mensajes confusos que nos arrastra por complicados caminos dirigidos por el marketing. El primer paso sería plantearnos comprar aquello que realmente necesitamos y no lo que la publicidad nos dice que deseamos.

Se trata de superar los impulsos de consumo que nos llevan a engañarnos con la ilusión falaz de que ciertas marcas o productos nos van a ayudar a alcanzar la felicidad y la realización personal. Frente a este consumo alienador e insolidario podemos convertir la acción cotidiana de llenar nuestro carro de la compra en una acción de “activismo planetario”. Que nos lleve hacia un mundo más justo y más humano y en lugar de hacernos cómplices de la rueda irresponsable, nos empodere para desarrollar nuestras capacidades.


Incorporar la mirada crítica a nuestro consumo

Incorporando la mirada crítica a nuestro consumo empezamos un camino estimulante que nos ayudará a entender mejor el mundo en el que habitamos y a vivir con más coherencia entre nuestros valores y nuestros actos.

Para ello necesitaremos informarnos acerca de los impactos de la cadena de producción. Conocer las injusticias sociales y el dolor que provoca, investigar sobre la insostenibilidad en la que se basan estos modelos de producción y, en consecuencia, tomar consciencia de la necesidad de buscar alternativas.

Descubriremos que otra economía posible, existe, es extensa y resiliente. Hace mucho tiempo que los modelos en los que se prioriza la satisfacción de las necesidades de las personas por encima del lucro están en marcha y funcionan: las redes e iniciativas de la Economía Social y Solidaria que se caracterizan por su independencia para actuar desde el respeto y cuidado del entorno, favorecer un modelo solidario y colaborativo, y situar a las personas y sus necesidades por delante del beneficio o la rentabilidad.

Ejemplos: los Supermercados cooperativos, el Comercio Justo, redes de apoyo y consumo colaborativo. Cada vez son más las personas y proyectos que se enredan para ofrecer alternativas.

mujeres en bicicletaBiela y Tierra

Este es el motor que nos llevó a montarnos en nuestras bicis y a pedalear. Porque es esencial conocer lo que se esconde detrás de aquello que consumimos, para no estar contribuyendo de manera inconsciente a formas de explotación social y ambiental. Y, sobre todo, es importante poner el foco, conocer y hacer uso de todas esas alternativas, esa “otra economía” que no tiene el espacio que merece en los medios de comunicación, ni el currículo escolar y universitario, pero esconde las claves para salir de este embrollo en el que nos hemos metido como sociedad global.

En la página web de Biela y Tierra podréis conocer con nombres y apellidos a las personas que se esconden detrás de los proyectos. Os acercaréis a sus vidas para comprender la trascendencia de las decisiones que han tomado, y lo esencial que es para nuestra sociedad que estos pequeños proyectos sigan adelante.

El viaje de Biela y Tierra en un libro

Parte del trabajo recogido digitalmente en la web de Biela y Tierra ahora está en papel en el libro Biela y Tierra en ruta. Nuestra alimentación como motor de cambio ecoeditado por Pol·len Edicions. En él se recogen 73 historias de ilusión, compromiso y dedicación. 73 historias reales que muestran que desde lo pequeño se transforma y se crean otras realidades.

Un libro que también nos alimenta el alma con el arte de seis fantásticas ilustradoras de los territorios recorridos: Sara Chueca, desde Aragón, Ana Nan, desde Castilla y León, Bitxo desde Asturias, Ane Zaldibar, Euskadi y Miren Asiain, Navarra. Y la cubierta y un mapa interior de la aragonesa Sara Monerri.

Y con la misma idea de combinar disciplinas y fomentar la reflexión y toma de conciencia sobre la necesidad de un consumo consciente y transformador creamos, junto a la compañía de teatro El Mar del Norte, el espectáculo Y si mueren los tritones. Una escena de teatro foro para, pensar entre todas cómo podemos transitar hacia sistemas agroalimentarios que apuesten por la soberanía alimentaria. Un espectáculo donde artistas, activistas, administraciones y ciudadanía reflexionan juntas sobre los retos ecosociales que atravesamos. Actualmente seguimos girando con esta obra y puedes consultar toda la información en nuestra web.

Hay opciones y modelos para transitar hacia un mundo más justo y sostenible. Como nos gusta decir desde Biela y Tierra adaptando una cita de Eduardo Galeano que proviene de un proverbio africano. “mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas YA está cambiando el mundo”.

El día 15 de marzo se celebra el día internacional del consumo responsable y como nos recuerdan las compañeras de Carro de Combate. “Si el consumo es un acto político, la primera batalla es la de la información.

 

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