El próximo 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, aquel que nos sostiene, del que formamos parte ineludiblemente y al que debemos conocer, respetar y cuidar por encima de todo porque nos permite seguir con vida.
Hace unas semanas estuvimos haciendo una serie de talleres en diversos institutos con jóvenes de entre 14 y 17 años. Al preguntarles por los principales problemas a los que se enfrenta la sociedad la pizarra se llenaba rápidamente: desigualdades sociales, contaminación, exceso de basura y plásticos, explotación insostenible de recursos, desinformación, pobreza, sobrepoblación, despoblación de zonas rurales, sequía y desastres naturales… Y, por supuesto, el cambio climático.
Producción de alimentos y cambio climático
Cuando les preguntábamos sobre cuáles de estos problemas tienen que ver con lo que ponemos en nuestros platos, con la producción de alimentos, acabábamos viendo que muchos tienen relación directa, y el primero que les venía a la cabeza era el cambio climático. “Con las sequías y los cambios en el clima las cosechas se pierden y esto va a afectar mucho la producción de alimentos” , nos dijeron en todos los grupos. Esta relación es de una lógica aplastante, pero ¿es la única relación que tiene nuestra alimentación con el cambio climático?
En los medios de comunicación hablan constantemente de aumento de temperatura, cambio climático causado por los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y en ocasiones las informaciones son poco claras.
Los GEI – principalmente el CO2, el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O)- son componentes esenciales de nuestra atmosfera que han permitido que la vida se haya desarrollado en la Tierra tal y como la conocemos. Estos gases permiten retener parte del calor que llega del sol, y a diferencia de otros planetas, como Marte, en nuestro planeta hace suficiente calor para que se desarrolle la vida. Y lo que era una virtud, con la llegada de la era industrial y la quema de los combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo), se convierte en un inconveniente porque aumenta la emisión de estos gases a la atmosfera donde se acumulan en mayor cantidad. Y esto es un problema, un enorme problema. Al aumentar la cantidad de estos GEI, aumenta la cantidad de calor “retenido” y en consecuencia aumenta la temperatura media en la Tierra.
¿qué relación tienen estos GEI con lo que comemos cada día?
Mucho más de lo que generalmente recibimos de los medios de comunicación. A nivel mundial, se estima que el sistema agroalimentario es responsable de un tercio del total de las emisiones de GEI (producción agrícola y ganadera, producción de fertilizantes químicos y agroquímicos, deforestación, empacado y refrigeración de alimentos, transporte y desperdicio alimentos).
Otras estimaciones llevan a pensar que el impacto es mayor y podría llegar a más de la mitad de los GEI por causas antropogénicas. Visto así, lo que ponemos en nuestro plato tiene mucho que ver con el cambio climático… en realidad es una de las causas y sufrimos gravemente sus consecuencias.
Citando a Fernando Valladares recordamos que “la naturaleza es incapaz de compensar nuestros pecados de emisión” y nos toca a todas las personas actuar en esta crisis climática que tenemos delante. Como somos gente de acción y sabemos que esto son problemas porque podemos poner en marcha soluciones… ¡manos a la obra! Más bien, atención en nuestros platos, y en nuestros carros de la compra. Aquí van algunos consejos que puedes poner en práctica para reducir el impacto de tu alimentación sobre el cambio climático.
Cómo reducir el impacto de tu alimentación sobre el cambio climático
1.- Elige productos de temporada: saben mejor, son más baratos y es una forma fácil de introducir más variedad en la ingesta de fruta y legumbres.
2.- ¡Cuánto más cercano, mejor! Comprueba dónde se han cultivado los alimentos que consumes y, cuando sea posible, elije productos que hayan viajado menos.
3.- Prioriza los productos ecológicos, libres de tóxicos, que siguen sistemas de producción que retienen carbono en el suelo.
4.- Apoya a la agricultura familiar, son el futuro de nuestros territorios y nos permiten transitar hacia la Soberanía Alimentaria.
5.- ¡Arriba las legumbres! Reduce la cantidad de proteína de origen animal y busca alternativa de ganadería extensiva para los productos cárnicos y lácteos.
6.- Cocina y utiliza productos frescos. No sólo tu organismo lo agradecerá.
7.- Compra en mercados de productores y artesanos alimentarios, conocer a quien nos alimenta es fundamental en estos tiempos.
8.- Evita los envases de un solo uso cuando consumas alimentos para llevar y opta por recipientes reutilizables o compra a granel.
La toma de conciencia y el paso a la acción es algo que podemos hacer poco a poco pero con paso firme. Esto nos permite coger fuerza y tomar las riendas de algo tan esencial en nuestra vida como es aquello que nos alimenta y el medio ambiente que nos sustenta.
Como diría la Doctora en física y activista ecofeminista Vandana Shiva: “La comida es demasiado importante para dejarla en manos de millonarios. Cada día tenemos tres oportunidades para decidir qué tipo de mundo queremos: el desayuno, la comida y la cena”.
Evidentemente las acciones particulares son una parte del cambio pero no suficiente. Como bien señala el gran profesor José Esquinas nuestra sociedad debe “hacer coincidir el precio económico y el precio ecológico de los productos, que la producción industrial pague los gastos energéticos y medioambientales que genera, lo que garantizaría un crecimiento sostenible. Es decir, lograr una convergencia de economía y ecología, términos cuyo origen es común: administración de una hacienda o casa, pero cuando el primer concepto falla, surge el segundo.”
¿Qué hacemos en la Asociación Biela y Tierra?
Desde la Asociación Biela y Tierra trabajamos para sensibilizar y trasladar esta información y reflexiones de manera clara y certera. Llevamos ya cuatro años de recorrido y durante este tiempo hemos pedaleado más de 5.000 km, visitado más de 300 pueblos y visibilizado más de 200 iniciativas rurales relacionadas con la alimentación sana, justa y sostenible.
Con todas estas personas, hemos vivido y compartido momentos preciosos con muchas personas distintas que hemos recogido en www.bielaytierra.com. Y es que… Biela y Tierra es en realidad una gran comunidad, una red de personas que comparten el convencimiento profundo que un cambio de rumbo no sólo es necesario sino urgente y que en el medio rural se encuentran las soluciones.
Nuestra propuesta empieza en nuestras rutas en bicicleta pero sigue mucho más allá con otros servicios: ofreciendo formaciones y talleres en centros escolares e institutos, organizando actividades para descubrir el potencial de los territorios rurales, colaborando con artistas para la creación de espectáculos que nos ayuden a trasladar estas reflexiones de manera cercana y amable y hasta hemos editado un libro que recoge testimonios de los proyectos rurales que visitamos.
Y para todo esto necesitamos fuerza y apoyo. Porque si algo tenemos claro es que el camino lo debemos hacer en colectivo. Si te parece interesante y quieres formar parte de la comunidad de Biela y Tierra te animamos a que te hagas socia de Biela y Tierra. Porque tu apoyo es importante. Y no olvides que:
“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, ya está cambiando el mundo”
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