Emprendedoras que ponen la vida en el centro: apoya con tu consumo a quienes ya están cambiando el mundo. Si llevas un tiempo cuestionando tus hábitos, reduciendo residuos, eligiendo con más cuidado lo que consumes, probablemente ya lo sabes: vivir de forma sostenible no es solo reciclar o llevar tu propia bolsa al súper. Es un cambio de mirada. Un “no” a seguir funcionando en piloto automático. Un “sí” a poner la vida, la tuya, la del planeta, la de todas las especies, en el centro.

Y, ¿sabes qué? Ese mismo enfoque también puede aplicarse al trabajo. A cómo producimos, a cómo vendemos, a cómo sostenemos nuestros proyectos. Porque sí, también podemos emprender con conciencia sin dejar de ser nosotras mismas.

Así que de eso va el nuevo capítulo de Hacia lo Salvaje, historias de mujeres e iniciativas que emprenden poniendo la vida en el centro.

El emprendimiento también forma parte del cambio

Muchas veces, cuando hablamos de sostenibilidad, pensamos solo en lo personal: qué comemos, cómo nos movemos, qué productos usamos… Pero, ¿y si también empezamos a mirar cómo trabajamos? ¿Cómo generamos ingresos? ¿Con quién nos aliamos? En definitiva ¿qué tipo de economía estamos alimentando con nuestras decisiones?

De todo esto hablo con las dos mujeres que se han venido a la hoguera de Hacia lo Salvaje para demostrar que se puede emprender fuera de las lógicas capitalistas y neoliberales.

Ana Guerrero Alonso, fundadora de Dicha y Hecho, una marca pionera de limpieza ecológica hecha con ciencia, cariño y coherencia y que seguro que has visto por aquí.
Elena Novillo Martín, coordinadora del área de economía social y solidaria de Economistas sin Fronteras, y referente en lo colectivo y transformador.


Emprender desde el cuidado, no desde el sacrificio

Durante años, la idea de emprender me generaba rechazo. Me parecía algo lejano, demandante y agotador. Pensaba en jornadas interminables, presión constante, y esa sensación de tener que saberlo de todo y hacerlo todo sola.

Pero la Escuela Juana Millán, una escuela para emprendedoras con enfoque feminista, me abrió los ojos a otra forma de hacerlo. Y fue allí donde conocí a Ana y Elena.

En este capítulo compartimos cómo es posible construir proyectos desde la sororidad, desde el autocuidado, desde la sostenibilidad (también económica, también emocional). Hablamos de cómo el emprendimiento puede ser una herramienta real de transformación social o un camino directo a la precariedad, si lo hacemos desde las lógicas que ya conocemos (y sufrimos).


Economía social, ecofeminismo y decisiones que importan

Una parte que me encanta de esta conversación es cuando hablamos de lo que muchas veces no se ve: las decisiones diarias que van construyendo o erosionando nuestra coherencia.

¿Dónde ponemos nuestro dinero? ¿A qué tipo de proveedores compramos? ¿Qué tipo de impacto tiene nuestro proyecto, no solo fuera, sino dentro, en nuestro cuerpo, en nuestras relaciones, en nuestra salud mental?

Aquí es donde la economía social y solidaria entra en juego como una brújula. Porque no se trata solo de emprender “con valores”, sino de hacerlo desde una estructura que ya existe, que está viva, que se organiza en red y que tiene como principios la equidad, la sostenibilidad, la cooperación, el compromiso con el entorno, el respeto a los ritmos de la vida.
Una forma de hacer economía que ya está funcionando y que nos permite medir el éxito no solo en beneficios, sino en bienestar, justicia social y sostenibilidad real.

Emprender desde ahí, y también consumir desde ahí, implica mirar más allá de lo inmediato. Entender el dinero como una herramienta de transformación, no como el fin último. Y saber que no se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo posible. Con otras. En red.


Cuidarnos también es revolucionario

Otra de las cosas que atraviesan este capítulo es cuando hablamos de los cuidados. No como algo accesorio, sino como eje central de cualquier emprendimiento sostenible.

Porque, ¿cómo vamos a sostener un proyecto si no nos sostenemos a nosotras mismas? Y no hablo solo de dormir bien o tomarte un día libre (que también). Hablo de repensar los tiempos, de pedir ayuda, de construir alianzas, de permitirnos el gozo y no solo la lucha.

Como decía una compañera en una dinámica de un curso que impartió Ana sobre emprendimiento: “Mi forma de autocuidarme es emprender colectivamente”.
¡¡Boom!!


¿Conocías esta otra forma de emprender?

Si ya estás en el camino de una vida más sostenible, si has empezado a mirar con otros ojos tu consumo, tus relaciones y tu entorno y sueñas con un proyecto propio que tenga más sentido y coherencia con tu forma de estar el mundo este episodio es para ti.

Un] coloquio cálido, práctico e inspirador que te va a remover (en el mejor de los sentidos 😊).

También puedes escucharlo en:

IVOOX – SPOTIFY – APPLE PODCASTS – YOUTUBE

 

Si quieres saber más te espero en hacialosalvaje.net

Ana Cortés Luengo

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