Vacas y el cambio cambio climático…¿Realidad o mito? Seguro que has escuchado muchas veces que las vacas contribuyen mucho al calentamiento global. ¿Es verdad? En el post de hoy vamos a explicar paso a paso este tema y porqué se hace esta afirmación sobre las vacas (y otros rumiantes).

Como todos ya sabemos a estas alturas, el cambio climático es una realidad que no ofrece discusión, es un hecho demostrado científicamente. Hay muchos factores que afectan a este cambio climático y el ganado vacuno es uno de ellos.

Las vacas y el cambio climático

¿Qué es el cambio climático?

El cambio climático es una variación del estado del clima identificable (por ejemplo mediante pruebas estadísticas) que persiste durante largos periodos de tiempo.

Puede deberse a factores internos (naturales) o externos como el cambio de los ciclos solares, erupciones volcánicas o cambios en la composición de la atmósfera o uso del suelo producidos por los seres humanos.

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en su artículo 1, define el cambio climático como  “cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”. 

El cambio climático tiene una tendencia hacia el calentamiento global atribuido al llamado «efecto invernadero» producido por los gases que hay en la atmósfera que bloquean el calor y no permiten que escape al espacio.

¿Qué gases contribuyen al efecto invernadero?

Los gases que contribuyen al efecto invernadero y por tanto al calentamiento global y cambio climático son:

  • Vapor de agua: el más abundante presente en la atmósfera en forma de nubes y humedad. Tiene un potente efecto invernadero que si le sumamos la acción del resto de gases que hacen que aumente la temperatura y por tanto se evapore más agua, aumentando también el efecto invernadero. Esto se le conoce como retroalimentación del vapor de agua.
  • Dióxido de carbono (CO2): liberado a través de procesos naturales como la respiración, erupciones volcánicas o actividades humanas como la deforestación, cambios de usos del suelo o la quema de combustibles fósiles.  Desde la revolución industrial se ha triplicado su emisión a la atmósfera. Es el gas que más ha contribuido en el cambio climático. 
  • Metano (CH4): producido por fuentes naturales y por la actividad humana. Es un gas de efecto invernadero mucho más potente que los anteriores.
  • Óxido nitroso: vinculado al uso de fertilizantes comerciales orgánicos, quema de combustibles fósiles, producción de ácido nítrico y quema de biomasa.
  • Clorofluorocarbonos (CFC): son productos sintéticos de uso industrial que fueron utilizados en el pasado, pero que ahora están regulados ya que su emisión contribuye a la destrucción de la capa de ozono. También son gases de efecto invernadero.

Metano y cambio climático

El metano es un potente gas de efecto invernadero que atrapa el calor unas 28 veces más que el CO2 en un periodo de 100 años. Además, las concentraciones de metano han aumentado en más de un 150% desde que comenzó la actividad industrial y la agricultura intensiva.

Después del dióxido de carbono, el metano es responsable de aproximadamente un 23% del cambio climático del siglo XX. Fuente: NASA

El metano se produce en la descomposición de la materia orgánica. Es decir, cuando se descomponen restos vegetales o animales:

  • Un 30% de las emisiones son producidas en humedales: estanques, lagos y ríos.
  • Otro 20% es producido por la agricultura, una combinación de la ganadería, manejo de desechos y cultivo de arroz.
  • Un 30% se produce en actividades relacionadas con la extracción del petróleo, gas y carbón.
  • El resto provienen de fuentes menores como incendios forestales, quema de biomasa, permafrost, termitas o el océano.

Las vacas y otros rumiantes tienen unos microbios en su estómago que producen metano como deshecho al digerir la hierba, metano que eructan o que también produce el estiércol al descomponerse.

En el mundo hay unas 1.400 millones de cabezas de ganado, número que va en aumento. Y cada vaca puede producir entre 250-300 l de metano al día.

Haciendo unas cuentas nos hacemos una idea de la magnitud de estas emisiones. Aunque la ganadería no es el principal factor que contribuye en el cambio climático, es uno muy importante.


Soluciones

  1.  Cambiar la dieta de las vacas. Hay estudios que recomiendan cambiar la dieta de los rumiantes para evitar que produzcan tanto metano.
  2.  Gestionar mejor el estiércol:  producir energía con el metano (biogás).
  3.  Lunes sin carne . Hay una campaña internacional muy interesante que se llama Lunes Sin Carne que propone eliminar la carne de nuestra dieta un día a la semana para dar a conocer el problema del exceso de carne en la dieta para nuestra salud, para las personas, para los animales y para el planeta.

Ahora ya sabes que cualquier cambio en nuestro estilo de vida es importante para reducir la huella que dejamos en el planeta.

¿Conocías esta relación de las vacas con el cambio climático?

Rut


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Bióloga y bloguera, soy la mitad de Esturirafi. En búsqueda de una vida más sostenible y saludable.

18 Comentarios

  1. Hola Rut!

    Madre mía, sabía y era consciente de la relación entre vacas, metano y contaminación pero creo que no era consciente de tal magnitud: "Una vaca lechera europea emite cada día tantos gases nocivos como un coche en unos 50 kilómetros", me parece mucho… A compartir y a difundir.

    Muchas gracias Rut, feliz inicio de semana 🙂

  2. A mí me contó esto de las vacas el profesor de Biología cuando yo estaba en la E.S.O… me quedé de piedra. Lo que pasa es que ellas producen este gas de forma natural, mientras que ese 60% que producimos los humanos sí podemos reducirlo (segurísimamente).
    Si hay una forma de contribuir a través del biogás seguro que merece la pena.
    Un abrazo,

  3. Carlos Sanz Matarranz Respuesta

    Excelente post, Rut.
    Me encanta tu blog.
    Yo he variado mi dieta por conciencia y salud. Apenas como carne, y cuando la compro para mis hijos siempre busco que sea de ganado criado en libertad y alimentado de la manera más natural posible. Podemos hacer ese pequeño esfuerzo. No es necesario comer tanta carne y lácteos, tenemos que buscar que sean de calidad, y sobre todo tener en cuenta en qué condiciones han vivido esos animales y cómo se produce el sacrificio.

  4. Estoy completamente de acuerdo… pero creo que lo que nos falta para ir realizando el cambio en la dieta es planificación, al menos a mí. Este año es uno de mis objetivos, tener un menú más intencional, menos por defecto y más mindful 🙂

  5. Jolines, tu post me ha dejado boquiabierta!!! Muy muy muy interesante!! Bravo

    He pasado por tu blog porque somos compis de curso 😉
    Te dejo mi blog por si te apetece echarle un vistazo. Moda y lifestyle! Gané el pasado año el Premio Nacional del canal Divinity y la plataforma Wloggers, al blog más original 😉

    Besazos!!

    http://www.preparadaslistasya.com

  6. Hola Irene,
    A mi creo que me lo contaron en la carrera y es algo que nunca había pensado…También me quedé de piedra.
    Sí, es probable que el que producimos los humanos se puede reducir, pero también estaría bien reducir el consumo de carne y aprovechar el metano con biogas…
    Un abrazo

  7. Hola Carlos,
    Muchas gracias!
    Totalmente de acuerdo contigo, yo también como poca carne, y creo que se podría disminuir mucho su consumo, con la de alimentos ricos que tenemos!
    Un abrazo!

  8. ¡Hola chicas! Estaba por aquí leyendo cosas y me encontré con este artículo. Me parece muy importante que empecemos a generar conciencia con respecto al impacto "invisible" que generan nuestros hábitos.

    En todo caso, pienso que el tema de cambiar el alimento de las vacas o lo del biogas son apenas pañitos de agua tibia para una enfermedad grave… el problema con la producción masiva de carne no sólo está en el metano, sino en el uso excesivo y la contaminación del agua, el uso indiscriminado de antibióticos (y la resistencia que empiezan a generar las bacterias), el uso de la tierra (la principal causa de deforestación es la ganadería) y, por supuesto, el trato al que son sometidos los animales (y, por extensión, las cosas que deben soportar las personas que trabajan en esa industria).

    El lunes sin carne es una iniciativa muy buena, pero creo que —al menos para las personas que estamos realmente preocupadas por el futuro del planeta— la única opción realmente sensata es reducir el consumo de productos de origen animal al mínimo. Esperar a que los problemas asociados a la ganadería se resuelvan cuando le cambien la alimentación a las vacas es como esperar a que alguna empresa empiece a reciclar botellas de plástico en lugar de dejar de utilizarlas.

    Sé que es un tema incómodo, pero si es algo de lo que queremos hablar en serio no hay más remedio que "ponerlo sobre la mesa".

    Hay un documental muy bueno, que ilustra de manera muy clara la problemática que hay detrás de este asunto, se llama Cowspiracy. Se los recomiendo.

    ¡Saludos! 🙂

  9. Tienes razón, pero es un tema complicado….Hacer que toddo el mundo deje de comer carne…es muy difícil.
    Creo que hay que ir poco a poco viendo alternativas que podamos conseguir a corto plazo.
    Gracias por la info!
    Un abrazo

  10. Pingback: Consejos para llevar una alimentación sostenible y saludable • Esturirafi

  11. Justo acabamos de trabajar el cambio climático con los alumnos y lo de las vacas siempre se lo cuento, sobre todo porque hay uno en concreto que se tira muchos pedos en clase.

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