Zero waste, basura cero…Hoy tercera entrega de nuestra nueva sección “Conceptos Básicos”, después de hablar de la ecología y de la huella de carbono, hoy le toca un concepto tan de moda últimamente: zero waste .
Os hablamos de ello hace casi ya tres años en el post Residuos Cero. Menos es más, en el que además de dar un repaso a las figuras más destacadas en el mundo zero waste en aquel año, os dábamos unos consejos para conseguir reducir los residuos.
Hoy te voy a contar cómo creo yo que hemos llegado hasta aquí y qué es lo que estoy haciendo yo para tener una vida más “zero waste”.
¿Qué es Zero Waste?
Zero Waste o Residuo Cero es una filosofía de vida que nos anima a reducir nuestros residuos al máximo, a reutilizar todo lo posible y sobre todo a reducir nuestro consumo que es de ahí de dónde viene el problema principal, que somos unos adictos al consumo.
El concepto de zero waste empezó a hacerse más conocido gracias a Bea Johnson, autora del blog Zero Waste Home y del libro con el mismo nombre que ahora también puedes encontrar en castellano: Residuo Cero en Casa. A partir de ahí la bola empezó a crecer y algo que parecía un poco hippie y una locura empezó a parecernos a todos muy coherente. Si uno de los mayores problemas del mundo son los residuos ¿porqué no hacemos algo para generar menos? ¿y sí eso lo hiciéramos cada uno en casa?
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Realmente toda esta filosofía tan molona del zero waste no la ha inventado Bea Johnson ni mucho menos. Todo esto era lo normal antes de la revolución industrial, cuando la mayoría de la población vivía de la agricultura y ganadería y no existía el “consumo” tal y como lo conocemos hoy.
A partir de la revolución industrial, empezamos poco a poco a volvernos más y más consumistas y las grandes corporaciones se dieron cuenta que eso de hacer productos duraderos como las medias de nylon no era negocio, así que inventaron la obsolescencia programada.
Y a partir de los años 50-80 (depende del país) empezamos a consumir como locos productos de usar y tirar: televisiones, coches, muebles, ropa, productos de limpieza, cosméticos, móviles, ordenadores, decoración, etc. Productos concebidos en una economía lineal dónde cada uno de ellos tenía una vida útil y que nacía y moría (de la cuna a la tumba). La tumba de estos productos son los vertederos, las plantas recicladoras o muchas veces es una incógnita.
¿Qué podemos hacer?
Como seres vivos SIEMPRE vamos a generar residuos, eso es obvio, el residuo cero en un ser vivo no existe . Lo primero que debemos hacer es cambiar nuestros hábitos de consumo. No comprar por impulso y acumular objetos por que sí.
Hay muchísimos consejos para llevar una vida con menos residuos, seguro que habrás leído y escuchado mil millones de ellos. Lo esencial es consumir de manera responsable, ver las etiquetas, no hacerle ni caso a la publicidad, pasar de las modas, la economía circular, el cradle to cradle...
Todos sabemos que por nuestro modo de vida, lugar de residencia, situación económica, etc. muchas veces llegar al residuo cero es imposible. Pero es importante que poco a poco vayamos incluyendo pequeños gestos en nuestro día a día, te cuento los que hemos ido incluyendo nosotras en nuestro día a día.
Mis pasos hacia una vida zero waste
1. Hemos probado los jabones de pastilla (sólido) tanto para el cuerpo como para el pelo
Aunque si te soy sincera no he encontrado el jabón de pastilla ideal (he probado muchos) y voy alternando un frasco de champú ecológico con jabón de pastilla…mi piel es un poco rara…Para exfoliar la piel no utilizo ningún producto especial, sólo un guante de luffa para el cuerpo y un disco para la cara. También hago de vez en cuando un exfoliante con azúcar y café.
2. Productos de belleza
Sólo utilizo una crema para la cara, una para el cuerpo y aceite de coco para desmaquillar. Mis productos de maquillaje son: una base, un lápiz marrón, un rimmel de color negro y un lápiz para los labios (todos ecológicos) y el resto que tengo son de hace mil años y debería hacer limpieza ya… Para desmaquillarme utilizo una toallita de algodón orgánico o discos reutilizables con agua templada y aceite de coco. Además de lavarme la cara con jabón (de pastilla).
3. He empezado a hacer mis propios productos de limpieza
Estoy encantada con mi limpiador multiusos, ahora limpio los baños con bicarbonato, vinagre y mi limpiador. Aunque para los platos no he encontrado la fórmula perfecta, ya que al no tener friegaplatos el jabón natural (de Castilla o lagarto) a veces no funciona bien con agua fría.
4. Leo la prensa online
Ya no me acuerdo cuál fue la última vez que compré un periódico (ah, sí, cuando salimos nosotras jeje).
5. Intercambio ropa con Nahir
Aprovechando sus idas y venidas por el mundo, me aprovecho y le “robo” ropa que no se puede llevar, así hago un cambio de armario. Casi nunca compro ropa y si lo hago es por necesidad extrema, la última vez fue ropa interior y no, no fue sostenible (mi economía no me lo permite aunque me encantaría).
6. Nahir se ha pasado a la copa menstrual, yo aun no
¿Porqué? Pues por que me vi un stories de Celeste (@thezenmood) en el que contaba su mala experiencia con la copa menstrual y me entró el acojone. Ahora no hago más que posponerlo…¡pero no más!
7. Utilizo servilletas de tela
Eso te reduce mucho los residuos, porque si en cada comida que hagas utilizas una servilleta de papel, haz cuentas…
8. Llevo mis propias bolsas para comprar, también para la fruta a granel
¡Únete a la campaña #DesnudaLaFruta! Salvo la rúcula que no la encuentro a granel el resto de frutas las llevo en mis bolsas.
9. No compro botellas de agua de plástico
Utilizo una botella de acero o de cristal reutilizada (de agua con gas). Como no bebo refrescos pues tampoco los compro, tampoco bebo zumos envasados, aunque sí una cerveza de vez en cuando…
10. Minimizo la compra de productos envasados
Aquí no llego a cero porque somos dos y a veces caen unas galletas poco saludables y sostenibles o una bolsa de patatas fritas…pero somos humanos ¿no?
11. Aparatos eléctricos
Tengo un ordenador de segunda mano (con un cargador reparado varias veces y lleno de cinta aislante) y un móvil que me tocó en un sorteo hace más de 4 años. Sólo tenemos una tele que era para tirar pero la reparamos nosotros. No tengo videoconsola, ni DVD (¿existen?). Sí tengo microondas, batidora, horno, vitrocerámica, lavadora y plancha (que casi no uso…). Y no tengo lavavajillas (esto último muy a mi pesar). Así que mis residuos eléctricos son sólo alguna bombilla o tubo fluorescente muy de vez en cuando.
12. No me compro objetos de decoración
Sólo algún marco para colgar fotografías o láminas. Ahora mismo en el salón sólo tengo un cordel con fotografías y un cuadro que compré en una ONG hace años. Me gustan los recuerdos, las conchas que recojo en la playa o regalos que me han hecho y que tienen algún significado para mí. Pero no me gusta decorar la casa tipo “Pinterest” con objetos que no me dicen nada.
13. El compostaje
Es lo que más ha reducido nuestro cubo de la basura, ahora puede estar semanas y semanas sin llenarse. Tenemos la suerte de que en nuestra provincia han implantado “composteiros” comunitarios y esto nos ha ayudado mucho a llevar una vida un poco más sostenible.
Seguro que me he dejado muchas cosas. Pero como ves, mi vida no es 100% sostenible ni zero waste. Hago lo que puedo en el contexto en el que vivo. El vivir sin generar residuos es imposible y si alguien te dice que es 100% zero waste te está mintiendo. Como dije más arriba, si estamos vivos generamos residuos sí o sí. La diferencia entre unos y otros es cómo gestionamos esos residuos y la forma que tenemos de consumir. Estas dos cosas son las que marcarán la diferencia. Nada más.
Rut
6 Comentarios
Me ha encantado la transparencia con la que has escrito este artículo Rut. Son cambios que de a poco a poco que se vayan implementando, y sin obsesionarse, se nota. Y aunque todavía se puede hacer mucho, cada vez conozco a más personas que están más concienciadas, así como marcas y empresas que nacen con la idea de hacer las cosas bien. ¡tengamos fe y sigamos poniendo nuestro grano de arena! 🙂
¡Gracias Thania!
Esa era la idea! 🙂 No somos perfectas y no hay que obsesionarse con esto (ni con nada), no vale la pena 😉
Un abrazo!
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Anímate con la copa menstrual, yo di el paso hace un año y no puedo estar más encantada. Es cierto que dicen que no siempre se acierta a la primera pero yo tuve suerte, después de mucho leer opté por una que solo tenía dos medidas, para menos de 25 años y para más de 25 años, y como yo tenía 35 años, no había confusión posible.
Los primeros usos es cierto que no son sencillos, pero tras unos meses ya no tengo problema alguna para ponerla, quitarla y no manchar absolutamente nada.
Hazme caso y da el paso, yo soy una de esas que no podía usar tampones porque le molestaban muchísimo, así que solo usaba compresas, el cambio ha sido increíble, ahora ya puedo ir a la playa cuando estoy en esos días.
Un saludo!!
Muchisimas gracias por lo que escribiste!!
Me ha subido mucho el animo!!
Hace poco que estoy en el cambio consciente hacia un consumo menor y mas consciente (siendo 4 en casa es muuuuyy complicado), pero leyendo te he visto la luz, lo estoy haciendo bien… Poco a poco y con paso seguro…
Tambien tenia mis dudas con la copa. No acerté con la primera, demasiado grande, he comprado la segunda a ver que tal, pero solo de pensar en todo el ahorro en desperdicios y dinero… Animate!!
Hola María! Mucho ánimo, este es un camino lento, pero mejor ir despacio y afianzar los cambios que tratar de hacerlo todo a la vez y desesperar en el intento. ¡Un abrazo! Rut y Nahir